seeducansolos

Blog sobre aprendizaje, crecimiento…

Verano, playa y otros octubre 29, 2012

Filed under: educacion,reflexion personal — seeducansolos @ 19:59

Este verano, no he dedicado apenas tiempo al blog, por lo que en esta entrada pretendo comentar algunas de las cosas que hemos tenido en la cabeza en estos meses.

Este ha sido con diferencia el año que más veces hemos ido a la playa. Otros años, debido al mal tiempo, al cansancio, la falta de organización, y principalmente a que todos los años tenía o una barriga o un bebé, apenas hemos ido regularmente.
Y este año nos hemos resarcido: hemos ido casi todos los días de sol (siempre que no tuviéramos otros planes).
Nos encanta la playa y además me parece un entorno muy bueno para el trabajo-juego de los niños.

JUGUETES PARA LA PLAYA
Los primeros días, hemos llevado algunos juguetes. Lo normal, cubos, palas y rastrillos. Tengo claro que moldes no quiero que utilicen, así que no los llevamos (los tenemos en casa, para jugar en la bañera). En un primer momento, estos juguetes nos han dado muchos problemas, porque constantemente quieren el juguete que está utilizando su hermano. Y discutimos y discutimos….
Y el otro gran problema de estos juguetes es que hacen que el objetivo de ir a la playa no sea jugar con la arena, sino que sea jugar con los juguetes. Dejan de jugar y trabajar con arena, para dedicarse a cavar, a pegar con la pala a su hermano, a quitarle el rastrillo, …
Así que tras estos primeros días, decidí que los íbamos a dejar en casa, y que íbamos a ir sin nada.
Al principio nos fue muy bien, dejaron de discutir, y yo ya solo tuve que cuidar de que respeten el trabajo de los demás. Antes no daba a basto: de quién es esa pala, quién la cogió primero, cuando termines déjaselo, pide permiso…. En cambio así, solo hay que ocuparse del trabajo.
Y otra gran ventaja, es que comenzaron a construir con la arena. Muchísimo. Avanzaron enormemente en su trabajo.
Pero esta opción también tiene inconvenientes. Y es que en ocasiones, para construir algo en concreto, necesitan algún tipo de herramienta. Para según qué cosas, se las han arreglado con palitos, hojas, conchas….Pero por ejemplo, para trasportar agua hasta la construcción, necesitarían un cubo.
El otro problema que hemos tenido, ha sido que los niños que van a la playa suelen llevar un saco de juguetes. Esto llama mucho la atención de los míos (de mi hija sobre todo, pero luego le siguen los otros dos) que se ponen a jugar con el niño del saco de juguetes, y otra vez volvemos al problema anterior: no trabajan con arena, sino que utilizan los juguetes. Además, yo tengo la sensación de que llegan e invaden: van a la playa una madre y su hijo, y de repente se encuentran rodeados de mis tres niños que acampan alegremente en su espacio. Piden permiso, tratan bien al niño, recogen al terminar…. pero yo tengo la sensación de que invaden a la gente.
Ante esta situación, no tengo nada claro cómo actuar ni qué hacer. Yo por mi parte, en lo social solo puedo trabajarlo hablando con ellos, y cuidando que pidan permiso y respeten a la gente. En cuanto al material, para nosotros lo ideal es llevar solo un cubo, pero si nuestro entorno distrae a los niños de su trabajo por tener demasiados estímulos y juguetes, yo ahí creo que no puedo hacer nada.
Intentaremos continuar iendo durante el otoño, que apenas hay gente, para continuar el trabajo que hemos empezado.

OTRA FORMA DE HACER LAS COSAS
Continuo dándole vueltas al tema de decir “muy bien”: cuánto, cómo, a qué, en qué situaciones no me sale, en qué situaciones sí me sale, por qué, para qué, estoy contenta con ello, qué debiera revisar….
En la playa, hemos podido ver a muchas familias diferentes hacer las cosas de forma diferente a como lo hacemos nosotros. Siempre es bueno ver cómo actúan otras personas ante determinadas situaciones.
Tengo muy claro, y me reafirmo en que para nosotros mis hijos, no andan bien, no comen bien, no son buenos porque no coman arena, no construyen bien con arena, no juegan bien con los moldes, no nadan bien,… No necesitan adiestramiento ni animación ni motivación por nuestra parte para crecer y desarrollarse.

NATACIÓN
En mi casa, siempre hemos sido muy prudentes con el agua. De pequeñas, a mi hermana y a mí nos daba mucho miedo bañarnos en el mar, aunque a la vez nos gustaba mucho jugar con el agua. De hecho, no aprendimos a nadar de pequeñas, sino que aprendimos de mayores. Cuando de verdad quise aprender, fui a una piscina a hacer un cursillo, con mis veintitantos años ya cumplidos, y con 8 clases me di por satisfecha.
Con mis antecedentes, puedo entender perfectamente que mis hijos no se quieran meter en el agua, sino que prefieran jugar en la orillita.
Este verano hemos avanzado muchísimo con la natación. El año pasado no se atrevían a acercarse al agua. Este año, en cambio, se acercan a coger agua con el cubo, construyen cerca del agua, juegan con las olas, intentan entrar en el mar hasta que la impresión les puede… Con tranquilidad, muy despacio y lentamente, hay avances.

CIVISMO
Un buen día, tras aparcar, doy la vuelta al coche para abrir la puerta del otro lado y sacar a los niños y veo un rayón enorme, de lado a lado del coche. A mí me sentó fatal, pero los niños se enfadaron muchísimo: “Hay que ser tonto para hacer algo así” “¿por qué iba nadie a romper así el coche de otra persona?” “Pero… ¿es que es tonto?” Tienen clarísimo que eso no se hace, que no está bien.

INTERESES PERSONALES

Nuestros intereses personales siguen creciendo y evolucionando:
– biblioteca: hemos conseguido ir a la biblioteca un día a la semana, y espero poder mantener este ritmo durante el curso. Les encanta, van muy contentos. Cogen un poco de todo, y Luis ya lee (se los leo yo) libros largos. Está enganchado a Gerónimo Stilton.

– romanos: seguimos trabajando en ello, con películas, libros…Hemos ido a ver las guerras cántabras, el desfile, el campamento romano….

– también hemos estado algunos días en el pueblo: este año han jugado muchísimo a los bolos, se han construido disfraces y armas

– otros: manualidades, inglés, material para matemáticas, fotografía, naturaleza….

EL BLOG

Este curso escolar no sé el tiempo que tendré para dedicarle al blog. No quiero dejarlo, así que seguiré al ritmo que me marquen mis circunstancias.

 

Condiciones de la educación creadora: vídeo septiembre 11, 2012

En estos vídeos se puede ver la charla que abrió el curso de formación en Educación Creadora que se impartió en Diraya entre los días 26 de agosto al 2 de septiembre del 2012. Son 5 partes de 10  minutos cada una:

 

Actividad educativa: contar cuentos agosto 1, 2012

En esta entrada presento otra actividad, sin mucha intención educativa. En esta actividad, el adulto cuenta un cuento, y el niño escucha.

Para poder llevar a cabo esta actividad, es imprescindible que el adulto quiera contar el cuento, y que el niño quiera escuchar. Sino no se puede llevar a cabo.

El mejor momento para la mayoría de la gente suele ser al acostarse, todos juntos metiditos en la cama, suele ser lo más habitual, pero se puede hacer en cualquier otro lugar o momento: en el coche, de paseo, después de comer, en el autobús, en la sala de espera del médico….

Qué contar:

A la hora de contar, hay varias opciones. Podemos:

– inventarnos un cuento

– contar un cuento que nos sepamos

– contar otra cosa

Lo más habitual es contar un cuento que nos sepamos, o aprendernos un cuento para contar, pero cualquiera de las otras opciones son perfectas. Hay quien no se siente capaz de aprenderse un cuento y acordarse de él más tarde para contarlo; y hay quien no tiene tiempo de leer cuentos para aprenderse. Por lo que a lo mejor estas personas prefieren inventarse los cuentos sobre la marcha. Perfecto.

En cualquier caso, no tener cuento, no es disculpa para no hacer esta actividad: todos podemos pasar un rato divertido, tranquilo, íntimo, con nuestros niños contándoles cosas. Son buenísimas las historias de nuestra propia infancia, cosas de cuando éramos novios… todas esas anécdotas familiares que le encantan a todo el mundo.

Si lo que vamos a hacer es buscar un cuento para contar, recomendamos buscarlos entre los cuentos de tradición oral. Estos cuentos se han formado pasando de generación en generación de forma oral, por lo que tienen una estructura perfecta para ser contados. Son claros y directos, con mucha acción, sin detenerse en descripciones o detalles que puedan distraer de la historia. Los cuentos tradicionales son cuentos diseñados para contar.

Para poder contar un cuento, es importante que nos guste, que nos mueva algo por dentro. Que nos haga mucha gracia, o mucho miedo. Pero que nos diga algo. Hay personas a quienes los cuentos tradicionales no les gustan porque les parecen violentos o machistas.  Si un cuento no te gusta, no lo cuentes. Escoje otro.

Requisitos imprescindibles para llevar a cabo la actividad:

Sé que me repito, pero es importante:

– querer contar

– que el niño quiera escuchar

– que te guste lo que cuentas, o que te de mucho miedo, o mucha risa, o mucha pena…… que lo que vayas a contar te mueva por dentro, que te llegue de verdad, que conecte contigo

– escoger un buen momento

Desarrollo de la actividad:

Empiezo desde el principio:

– busca algo para contar: esto te lo puedes saltar, porque todo el mundo tiene millones de historias para contar (anécdotas personales e historias familiares). Pero si quieres buscar algo para contar, lee cuentos tradicionales. Lee y lee hasta que encuentres uno que te guste mucho, y apréndetelo. Si no te gustan los cuentos tradicionales, busca otro tipo de historia.

– busca un buen momento para contar: un momento en el que te apetezca, y en el que le apetezca al que va a escucharte. Un momento tranquilo, sin interrupciones, sin juicios externos… Un momento y un lugar en el que estéis en confianza.

– cuéntalo, y disfrútalo.

Completamente prohibido:

– Fingir, no ser uno mismo. La actividad implica sinceridad, no actuar, y no juzgarse. A los niños les encantan los cuentos, les encanta pasar tiempo de calidad con sus padres, por lo que simplemente con esto, está garantizado el éxito. Queremos pasar un buen rato, compartir una historia, y crear un clima de comunicación profunda. Hay personas que son muy serias, otras que les encanta poner voces, otros que necesitan estar en movimiento para contar cosas…. perfecto todo, cada uno es como es, y cada cual cuenta las cosas a su manera.

– hacer preguntas: terminantemente prohibido hacer un examen después del cuento para comprobar si escucharon y comprendieron bien la historia

– enseñar ilustraciones: la actividad consiste en contar, no en leer, por lo que para llevarla a cabo no tendremos ningún libro ni soporte visual delante. Queremos una comunicación profunda, por lo que no nos interesan los intermediarios. Por otra parte, cuando el niño escucha una historia, su cerebro trabaja creando sus propias imágenes, y desarrollando así su capacidad de abstracción. Si presentamos imágenes, el cerebro no puede elaborar las suyas.

– intentar animar a la lectura: esto no es una actividad de animación a la lectura. Leer es apasionante, no se necesita que te animen.

– interrumpirse: si la actividad termina antes de que se acabe de contar el cuento, por ejemplo porque el niño se cansó de escuchar o se quedó dormido, o surgió algo más interesante, no pasa nada. Pero lo que no puede ser es que empecemos con el cuento  y nos acordemos de tal cosa y se desvié todo el asunto.

 

Mi currículum julio 24, 2012

Filed under: reflexion personal — seeducansolos @ 17:00

Así es como creo que he llegado hasta aquí.

– Colegio, instituto, universidad y cursos: lo normal, vaya, lo mismo que todo el mundo. Vas a clase, escuchas y con suerte apruebas… También incluyo en esta categoría libros, y cursos no oficiales.

Master nº 1, las madres: donde de verdad comenzó mi formación, cuando de verdad empecé a ver que las cosas no eran como yo creía, fue cuando empecé a tratar con madres. De ellas aprendí cosas básicas acerca de la vida, eso que es tan obvio que no se enseña en ninguna parte, y por eso hay muchísima gente que vive sin saberlo. Aprendí que los bebés saben nacer, que lo normal es parir sin cicatrices, que los bebés toman teta, y que los niños pequeñitos pueden aprender cualquier cosa en las condiciones adecuadas. No fue tanto las cosas concretas que me enseñaron (que fueron un montón) como los procesos personales que vi: su trabajo día a día por cambiar, por superarse a sí mismas, por ser el tipo de persona que querían ser, su nivel de implicación, el apoyo que se dan las unas a las otras … Sus reflexiones no tienen precio. Nunca podré agradecerles lo bastante a todas esas mujeres que compartieron su experiencia conmigo, que andaron el camino antes que yo y que pusieron a la disposición de las demás sus atajos. Su experiencia y sus reflexiones me abrieron los ojos, me hicieron ver otras formas de hacer las cosas. Fue sin duda, la parte más importante y trascendente de mi formación.

Master nº 2, mis hijos. Fue una suerte que cuando llegaron mis hijos yo ya tuviera tantas cosas claras, que ya conociera a tantas personas que entendían el crecimiento de una forma diferente. Cuando llegaron mis hijos yo ya tenía muchísimo camino andado, pero aún así, para la maternidad no se está preparado nunca. Mis hijos me pusieron las pilas y entre otras muchas cosas, me dieron unas buenas bofetadas de humildad.

Master nº 3, mis alumnos: Otra vez, fue una gran suerte que yo fuera educadora antes que maestra, que yo conociera el aprendizaje antes que la enseñanza. Esto me ha permitido diferenciar las dos actitudes en mí, y puedo trabajar en los dos aspectos diferenciando uno de otro. Cada año me encuentro con unos niños diferentes, por lo que es inevitable que cada año aprenda cosas diferentes trabajando con los niños que me sufren.

Hoy en día continúo formándome por estas 4 vías, que muy a menudo se entrecruzan y se mezclan. No hay una más importante que otra, pues de todas ellas saco cosas que me enriquecen. Espero no terminar nunca mi formación.

 

Qué quiero para mis hijos julio 15, 2012

Filed under: reflexion personal — seeducansolos @ 15:28

Lo que yo quiero para mis hijos:

– quiero que aprendan, no que les enseñen

– quiero que conserven su capacidad de juego

– quiero que tengan hábitos de trabajo

– quiero que tengan respeto, por sí mismos y por los demás

– quiero que trabajen con su ritmo y en sus intereses particulares

– quiero que tengan influencias variadas, que les rodee gente diferente que comparta sus intereses y su trabajo con ellos

– quiero que no les enseñen que aprender es difícil, o que hay una única forma de hacer bien las cosas

– quiero que conserven su curiosidad

– quiero que sepan buscarse la vida

– quiero que sean diferentes, que sean ellos mismos, y que valoren esa diferencia en los demás

– quiero que sean lo que ellos quieran, que trabajen en lo que quieran y que sigan su propia deriva personal

– quiero que tomen decisiones

– quiero que sean críticos, que no se dejen engañar

– quiero que tengan lagunas porque hay cosas en las que no han trabajado. No quiero que crean que no se les da bien hacer algo porque alguien intentó enseñarles

 

La motivación julio 5, 2012

Filed under: Uncategorized — seeducansolos @ 09:51

Ha ce tiempo asistí a un curso para maestros acerca de la motivación del alumnado.

Hice el curso, porque no conozco la «teoría» oficial de cómo funciona la motivación. Es una parte del proceso de enseñanza-aprendizaje que no me gusta nada. Veo su importancia, pero no acabo de decidirme a utilizarla. No acabo de verle el sentido: si el trabajo que vamos a realizar es interesante, los niños ya lo ven, no hace falta motivarlos; y si en trabajo que vamos a hacer es aburrido, no me parece justo engañarte haciéndote creer que no lo es.

Básicamente, es que prefiero hacer actividades que ya son motivantes, que motivar.

Los que siguen el blog, ya conocen mi forma de ver el proceso de enseñanza-aprendizaje, y ya conocen que yo prefiero trabajar con la motivación que ya tiene el niño.

EL CURSO:

El curso lo impartieron dos autoridades en la materia: José Escaño y María Gil.

Básicamente, nos contaron que para motivar a un niño podemos tirar de 5 hilos diferentes:

– se le puede motivar al niño, enganchándolo por un proyecto personal: haciendo que el trabajo escolar forme parte de su proyecto de vida, por ejemplo, si el niño quiere ser abogado, necesita estudiar

– contenido: el niño puede sentirse atraído al estudio, porque le interesa o hacemos atractivo el contenido a estudiar

– habilidades: el niño se siente motivado al trabajo porque se le da bien, o porque está utilizando herramientas que le gustan

– relación con el profesor: el niño trabaja porque tiene una buena relación con el maestro y quiere agradarle

– relación con los compañeros: el niño trabaja gracias al apoyo y a la motivación de sus compañeros

Explicaron que lógicamente, un profesor no puede utilizar los 5 tipos de motivación, ya que cada uno se siente más cómodo utilizando 1 ó 2 hilos, y que lo normal es utilizar esos, 1 ó 2. Dijeron que no tenemos que sentirnos abrumados con la responsabilidad de nuestra tarea, porque hay niños que, aunque nosotros lo hagamos perfecto, no se pueden llegar a motivar.

En ningún momento se habló de la motivación intrínseca, ni de cómo hacer para que ésta no desaparezca.

MI OPINIÓN:

Pues en mi opinión, continúo pensando que los niños no necesitan motivación, puesto que creo que ya tienen motivación de sobra. Cualquiera que tenga un hijo pequeño, puede comprobar que no para de hacer cosas, crecer y aprender, sin motivación externa.

El curso se enfocaba en motivar al niño para el trabajo escolar (resolver ejercicios y estudiar el libro de texto). Realmente lo planteado resulta útil cuando lo que quieres es imponer una enseñanza concreta, una actividad escolar o un contenido. En ningún momento se habló de la posibilidad de que cada niño trabajara según su interés.

Pero cuando un niño trabaja desde su propio interés, con las condiciones de las que nos habla la educación creadora, trabaja con los 5 tipos de motivaciones. Y no hay fracaso posible: siempre, todos los niños pueden.

En mi opinión, al niño le mueve su motivación intrínseca, y si le hacemos trabajar en cosas que no le interesan, lo único que se consigue es que no se trabaje esa motivación intrínseca, ese interés personal, y que al final acabe desapareciendo. La prueba de esto que digo está a la vista de todo el mundo: a los niños de tres años, que comienzan su escolarización les interesa prácticamente TODO, son niños con interesas y capacidad de trabajo. Pasan años y años trabajando en lo que les toca (ahora el cuerpo humano, ahora Picasso, ahora dividir…) y su interés se extingue. Al salir de la escuela, son muy pocos los que conservan algún interés personal y trabajan en él. Y son muchos los que no saben qué hacer con su vida, a los que les da igual hacer derecho que empresas. Esto es un hecho, y ocurre aún cuando los maestros sean capaces de hacer motivador el trabajo.

Otras entradas acerca del trabajo desde el interés personal:

 

La importancia del trabajo personal junio 23, 2012

Filed under: Uncategorized — seeducansolos @ 18:06

La vida es muy complicada. Ojalá fuera sencillita, pero es que los seres humanos somos muy complicados. Cada aspecto de nuestra vida se puede analizar hasta el aburrimiento.
En el mundo, hay gente que se hace preguntas continuamente, que se replantea sus decisiones, que piensa las cosas, que analiza, que se interesa por cómo hacen los demás las cosas y porqué, que está en constante formación (por lo que es consciente de que esta formación no acabará nunca), que busca conocimiento, y que se interesa por el que opina diferente. En definitiva, que asume la responsabilidad sobre su propia vida.
Y por el contrario, hay personas que son menos inquietas, y que hacen «lo que les toca» hacer en cada momento.

Por supuesto que estoy generalizando. Ya sé que las cosas (o las personas) no son blancas o negras. Hay infinitos niveles intermedios: hay personas que tienen un hijo porque es lo que toca, pero en cambio reflexionan mucho acerca de la salud; y hay personas que reflexionan mucho sobre su paternidad, pero no se cuestionan nada acerca del consumo; otros analizan absolutamente todo lo que consumen, pero no se cuestionan nada en lo referente a la sanidad…….
Y además hay que contar con las limitaciones que tenemos: no se puede analizar y reflexionar sobre absolutamente todo lo que afecta a nuestra vida.

Cualquiera estará de acuerdo en que la reflexión es necesaria: para poder ser libre, es imprescindible tener toda la información para poder elegir. Quiero tener la libertad de poder elegir seguir al rebaño, o desviarme un poquito en aquellos temas en los que yo crea que mi camino va por otro lado.
En los últimos años, me he movido mucho en el mundillo de la maternidad: embarazo, parto, lactancia, portabebés, crianza con apego, colecho….Todo esto entra en el paquete de lo que se llama por ahí «crianza natural». Y es muy tentadora la idea de cambiar un rebaño por otro: cambiar le epidural por parir en casa, cambiar el biberón por la lactancia, cambiar el cochecito por el fular, y el filete de ternera por el arroz integral ecológico.

Yo creo que lo importante es el trabajo personal de cada uno de nosotros. Creo que ser adulto consiste en eso, en tomar las riendas de nuestra vida, en responsabilizarse de nuestras decisiones. Y eso implica, plantearse las cosas, buscar información, decidir, y asumir las consecuencias de nuestras decisiones.
La responsabilidad es abrumadora, y como he dicho antes, la tentación de seguir al rebaño es enorme. Pero esto no deja de ser una vía de escape,otra forma de quitarnos responsabilidad, de evitarnos tener que tomar decisiones conscientes. Si hacemos lo que nos toca, la responsabilidad de mis decisiones será de la sociedad, o de mi grupo, no mía.
Podemos delegar responsabilidades en la sociedad (es algo por lo que hay que pasar), en la ignorancia (es mejor no saber), en un método, en un grupo alternativo, en un gurú, en un dogma, en un sistema educativo,….

Muchas veces nos quedamos en las apariencias, pero repito, que el ser humano es sumamente complejo. El estar frente a una persona «alternativa» no te asegura que esa persona reflexiones y sea crítica con lo que le rodea. Y al contrario, el ser una persona «tradicional» tampoco. Cada vez me veo más lejos del mundo alternativo, en el que en muchas ocasiones se cambia un dogma por otro. Y cada vez me encuentro con más personas «normales», que me aportan, que abren mi visión sobre las cosas, que me hacen reflexionar sobre cosas que no me había planteado.
No porque una actividad sea alternativa me sirve sin más. Hay aspectos de la educación alternativa con los que no estoy nada de acuerdo. Y hay, en cambio, aspectos de la educación tradicional, que son fundamentales.
Lo importante son las personas, su trabajo, y lo que nos aportan, no el cómo estén etiquetadas o lo que aparenten ser.

Y más difícil todavía que reflexión es el trabajarse a uno mismo. Normalmente, tras una formación y conocimiento, llegamos a hacer una reflexión. Tras esto, podemos cambiar algunos de nuestros actos. Pero cambiar una palabra por otra, cambiar una actividad por otra, no nos asegura que realmente estemos haciendo un trabajo interno, que realmente estemos haciendo las cosas de manera diferente. Mis hijos van a aprender de mí, como persona, no de las cosas que digo. Y aprenderán de lo que me vean hacer y sentir, no de las actividades preparadas que yo tenga. Si quiero educarlos de una determinada manera, el camino está en trabajarme a mí. No en hacer las cosas de una o de otra determinada manera con ellos.
Por ejemplo, una madre puede informarse acerca de la lactancia. Puede decidir dar el pecho a su bebé. Puede buscar apoyo, leer y formarse en lactancia. Y cuando tiene a su bebé, puede que le dé de mamar… o puede que no. Hay muchas mujeres que llegados a este punto, no son capaces. Hay algo que se lo impide y podemos saber exactamente a qué se debe.
Y en el caso de que lo consiga, ¿realmente esa mujer ha hecho un proceso interno, un trabajo de ver el mundo, de relacionarse con su bebé de diferente manera? ¿o ha sustituido sin más una actividad por otra?
Una madre puede buscar información acerca del efecto de los juicios y las alabanzas en el trabajo de sus hijos. Y la lógica, la cabeza, pueden decidir que eso no lo quiere para sus hijos. Puede que consiga controlar todas las palabras que salgan de su boca. Pero, ¿basta con suprimir unas palabras para llevar a cabo otra educación?

Hay que trabajar miedos, nuestra propia historia personal, nuestra forma de entender al ser humano… y hay que dejar egos y dogmas de lado.

Hoy en día encontramos por todas partes esta falta de trabajo personal, esta falta de profundidad. La blogosfera maternal, por ejemplo, está llena de madres que acaban de comenzar su proceso, madres con bebés que acaban de descubrir que les robaron su parto, y que deciden hacerse doulas. Es un trabajo que permite trabajar sin separarse de sus bebés. Pero, ¿qué formación tienen estas mujeres? ¿basta con haber vivido esa experiencia para poder acompañarla profesionalmente? ¿cuánto hay de querer ayudar, y cuánto de proyección en la otra madre?
O por ejemplo, hay familias que no quieren una educación tradicional para sus hijos, y como no quieren algo tradicional, escogen algo alternativo, ¡pero les sirve cualquier cosa que sea alternativa!
Y en el sentido opuesto, encontramos en facultades de educación, profesores de universidad en los que hay mucha menos profundidad y reflexión que en muchísimos blogs de madres «normales y corrientes»

Últimamente, en cada entrada que leo por ahí, llego a la misma conclusión: “esto se resume en trabajo personal”, del bueno, del que duele, del que nos llega a las tripas. Me da igual que tratemos el acompañamiento en las normas, el no juicio, la autoestima o la educación emocional. Ojalá supiera más sobre este tema. ¿Cómo se puede llevar a cabo un trabajo interno, personal, profundo? La verdad, es que no tengo ni idea.

 

Refuerzos y castigos junio 18, 2012

Nuestras acciones tienen consecuencias. Desde la psicología conductista, estas consecuencias se dividen en refuerzos y castigos:
Los refuerzos se utilizan para reforzar una conducta, para que se repita. En cambio los castigos se utilizan para eliminar conductas.
Tanto los castigos como los refuerzos pueden ser positivos o negativos:
– refuerzo positivo: a quien ejecuta la conducta que estamos reforzando, le damos algo positivo, le pasa algo bueno como consecuencia de esa conducta.
– refuerzo negativo: a quien ejecuta la conducta que estamos reforzando, le quitamos algo malo, algo malo que le pasaba le deja de pasar como consecuencia de esa conducta
– castigo positivo: a quien ejecuta la conducta que queremos eliminar, le damos algo malo, algo malo le pasa como consecuencia de esa conducta
– castigo negativo: a quien ejecuta la conducta que queremos eliminar, le quitamos algo bueno, algo bueno que le pasaba, le deja de pasar como consecuencia de esa conducta.
 

Para aumentar conducta  Refuerzo positivo  Damos algo bueno
Para aumentar conducta  Refuerzo negativo  Quitamos algo malo
Para disminuir conducta  Castigo positivo  Damos algo malo
Para disminuir conducta  Castigo negativo  Quitamos algo bueno

Ejemplos tradicionales de esto serían:
– refuerzo positivo: un niño hace algo que consideremos bueno, y para que lo mantenga o como premio, le compramos un regalo, le dejamos que tenga más recreo, le decimos muy bien… lo premiamos con algo que le gusta.
– refuerzo negativo: un niño hace algo que consideremos bueno, y para que lo mantenga, le dejamos salir antes de clase, puede no comerse todas las verduras que no le gustan, … lo premiamos evitando algo que no le gusta
– castigo positivo: un niño hace algo que consideremos malo, y para que no lo haga más, le damos trabajo extra, más deberes, … lo castigamos con algo que no le gusta
– castigo negativo: un niño hace algo que consideramos malo, y para que no lo haga más, le dejamos sin recreo, o sin postre, o sin ir al cine… lo castigamos quitándole algo que le gusta.

Así es como la psicología oficial entiende el desarrollo y el aprendizaje, y así es como se entienden normalmente los premios y castigos.
Esto lo he estudiado en cursos, en la carrera… está por todas partes, pero con el tiempo, cada vez me chirriaba más. Es completamente cierto que los refuerzos y castigos existen y nos afectan. Pero no estoy de acuerdo en cómo se enfocan, en cómo se utilizan.
Según esta forma de entender el desarrollo, los refuerzos y castigos son completamente necesarios. Además, los adultos que educamos, podemos manipular las consecuencias de las acciones de los niños, para poder poner o quitar las conductas que nos interesen.

Desde mi punto de vista, en general creo que no estoy a favor de premios o castigos, pero es cierto que todo en la vida tiene consecuencias: nuestras acciones van a tener consecuencias, y éstas delimitarán nuestras conductas futuras. Pero una cosa son las consecuencias naturales de nuestros actos, y otra cosas son las consecuencias que imponemos los adultos, y que utilizamos para manipular a los niños, para intentar modificar su conducta.

Yo he visto otra forma diferente de trabajar que funciona. Una forma de entender la educación y el desarrollo, que es diferente a la expuesta aquí arriba, y que sin embargo tiene buenos resultados. He visto trabajar y aprender a niños, sin “refuerzos positivos”. Y estos niños continuaban aprendiendo y trabajando, sin motivación extrínseca, sin que nadie les animara a hacerlo desde fuera. ¿Cómo es posible?

Los que seguís el blog, ya sabéis cómo entiendo la educación.
– desde el no juicio
– dándole mucha importancia a de las influencias, al grupo
– respetando el interés del niño (aquí , aquí y aquí hablamos de ello)
– cambiando el rol que se le da al acompañante
– entendiendo el juego del niño como su trabajo fundamental
– con las condiciones de la educación creadora (aquí y aquí hablamos de ellos)

Desde como yo entiendo la educación, el crecimiento y el aprendizaje:

¿Que es un refuerzo positivo?
He dicho que es una consecuencia, que te lleva a volver a repetir una conducta, que la refuerza, porque a cambio consigues algo bueno para ti.
El refuerzo positivo se entiende comúnmente como darle al niño algo que le gusta, cuando el niño hace algo “bien”. Hay un montón de programas educativos que se basan en el refuerzo positivo.
Pero, ¿y si trabajamos desde el no juicio? ¿y si cambia el papel del educador? ¿y si no es el educador el que reparte los refuerzos positivos? ¿como es que hay niños que trabajan sin motivación externa o sin recibir elogios?
Desde mi perspectiva, cuando el niño trabaja en (lo que yo creo que son) buenas condiciones, consigue un montón de cosas buenas para él:
– seguridad en sí mismo, porque su avance solo se le debe a sí mismo
– desarrolla capacidades: creatividad, autonomía,
– tiene el control de su trabajo
– trabaja en lo que le gusta, en lo que quiere
– crece su interés, su motivación, su trabajo

– establece relaciones de calidad con quienes le rodean, sin manipulaciones, sin competición
Esos son los refuerzos positivos, los naturales, los reales, los intrínsecos, los que le motivan al niño a continuar creciendo, trabajando, aprendiendo, desarrollarse….
Si trabajando, te desarrollas, continuas trabajando.

¿Qué es un refuerzo negativo?
He dicho que es una consecuencia, que te lleva a repetir una conducta, que la refuerza, porque a cambio consigues eliminar algo que era malo para ti.
El refuerzo negativo es menos conocido, estamos menos acostumbrados a hablar de él, y cuesta más encontrar ejemplos. El desarrollo del niño en las condiciones que yo considero adecuadas, tiene muy en cuenta el darle al niño las mejores condiciones de trabajo, y esto incluye eliminar todo lo que puede molestarle.
Si trabajando, quien se ocupa de tu educación evita las interrupciones, el juicio… puedes continuar trabajando.

¿Qué es un castigo positivo?
Dije anteriormente, que es una consecuencia que te lleva a eliminar una conducta porque con ella consigues algo que es malo para ti.
Normalmente, la gente lo entiende como darle al niño algo que no le gusta.
Desde mi punto de vista, ponerle al niño un castigo positivo, es darle un “muy bien”, darle una valoración positiva, que el niño no necesita, y que como consecuencia hará que desaparezca el trabajo.
El juicio, las alabanzas, hacen que el niño trabaje para que le alaben, por lo que se elimina el trabajo para uno mismo. Le damos al niño “una buena nota” y con ello le hacemos dependiente de nuestra opinión sobre su trabajo. Deja de trabajar para sí mismo, para empezar a trabajar para nosotros. Y con el tiempo, el trabajo desaparece.
Soy consciente de que esto suena muy fuerte, pero la realidad está al alcance de todos: a todos los niños les dicen que pintan muy bien, y todos los niños abandonan el dibujo con los años.
Si trabajando para ti, te dan una motivación extrínseca, dejas de trabajar con motivación intrínseca.

¿Qué es un castigo negativo?
Dijimos que es una consecuencia que te lleva a eliminar una conducta porque dejas de conseguir algo que era bueno para ti.
El ejemplo de esto es muy fácil, si a un niño le quitas la posibilidad de trabajar de forma autónoma y libre, el niño deja de trabajar. Si a un niño, le dices en qué tiene que trabajar y cómo, le estás quitando algo que era bueno para él (la posibilidad de trabajar a su manera, de desarrollar sus intereses, de hacer sus investigaciones y pruebas, de tomar sus decisiones…). Y como consecuencia, se extinguirá ese interés, esa iniciativa, ese trabajo.
Si trabajando, te quitan el poder tomar decisiones, dejarás de trabajar.

 

Actividad educativa: trabajar con papel junio 12, 2012

En esta actividad intentaremos crear las condiciones para que el niño pueda desarrollar por sí mismo su capacidad de construir con papel. Para que esto ocurra, para que el niño pueda desarrollar una capacidad, ésta hay que trabajarla de forma constante. Así que esta actividad no está pensada para hacerla de forma aislada, para realizar un día puntual y no volver a repetirla más.

Esta actividad no consiste en que le enseñemos al niño a trabajar con papel, sino justamente en lo contrario: el adulto se coloca detrás del niño para hacer lo que este necesite para desarrollar sus capacidades. Es el niño el que aprende por sí mismo, a su ritmo. Esta actividad no tiene como resultado trabajos «muy bonitos». En esta actividad el niño desarrolla una capacidad.

Materiales:

Depende de cada situación, de cada casa y de cada niño. Lo más habitual es:

– papel: para reutilizar, folletos de propaganda, folios blancos, o de colores, diferentes tipos de papel…

– cartón

– herramientas para trabajarlo: tijeras, celo, grapadora, pegamento, cola blanca, cúter…

– útiles para pintar: rotuladores, lápiz, pinturas, témperas, pintura acrílica…

Con niños muy pequeños, yo utilizaría solo papel y tijeras. Con niños pequeños, también se les puede dar folios y trozos de celo. Un poco más mayores, pegamento en barra, otros tipos de papel y rotuladores. Con más mayores, cartón, cola y témperas. Con más mayores, un cúter….. Cada uno que decida con sus hijos y su circunstancias.

Yo prefiero empezar con poco, ver lo qué se necesita, y ofrecer más si hace falta.

Con mis hijos en casa, tenemos muy poco ritmo de trabajo, por lo que la actividad avanza muy poquito. Utilizamos folios, propaganda, tijeras, pegamento y celo.

Con otros grupos de niños con los que he trabajado, he comenzado con cartón y papel, y según avanzaban les iba ofreciendo otras cosas: cuerdas o lana, alambres, témperas….

Hoy en día, los niños (y los mayores) estamos saturados de materiales y de cosas. No pasa nada por empezar con 2 cositas humildes, y dar tiempo para ver por donde evoluciona el trabajo. Es preferible tener poco material que demasiado.

Espacio y tiempo:

El tiempo que dura la actividad, lo marca cada niño, depende.

El espacio lo buscamos lo más cómodo posible. Nosotros en casa, trabajamos en una mesa, pero hay niños que se sienten más cómodos trabajando en el suelo.

Lo que sí que creo que es importante es marcar una frecuencia, un ritmo en el trabajo. Para que haya una evolución, un proceso, hace falta repetición, una estructura, un ritmo, una frecuencia. Sino lo hay, es mucho más difícil. Yo lo pondría un día a la semana, aunque, como todo, depende de las circunstancias de cada familia. Un día sí uno no, también está bien, o una vez cada dos semanas……

Qué hace el niño:

El niño trabaja con el material. Recorta, pega, charla, construye, deshace, juega, crea, pinta, guarda, envuelve, mete, saca, ata, empaqueta, trabaja,…

Con constancia, poco a poco ese trabajo va cambiando, evolucionando. El niño va haciendo pequeños descubrimientos, movido únicamente por su interés, a su ritmo. Hace conquistas que se debe a sí mismo. Es el único responsable de su trabajo, evolución y crecimiento.

Qué hace el adulto:

El adulto no controla el trabajo del niño. El trabajo del niño es de lo único de lo que no se tiene que ocupar: no lo juzga, ni lo motiva, ni lo dirige. El trabajo del niño es solo asunto del niño. Queremos que el niño trabaje para sí mismo, a su ritmo, en lo que quiera, por lo que el trabajo no está destinado al adulto, no es para agradarnos. Evitaremos en lo posible condicionar ese trabajo.

El juicio, los halagos y alabanzas, motivaciones, refuerzos, estímulos…. hacen que el niño no trabaje por sí mismo, hacen que el niño trabaje por y para los demás. Es la diferencia entre aprender y que te enseñen.

En esta actividad intentaremos que se den las condiciones necesarias para que el niño trabaje para sí mismo, para que sea él el que tome las decisiones respecto a su trabajo sin estar condicionado por los que le rodeas: para que trabaje en libertad.

El adulto se ocupa de lo que el niño necesita. Está al servicio del niño y de la actividad. El adulto viene a ser una herramienta del niño, para hacer aquellas cosas accesorias que hacen el trabajo del niño agradable. El adulto hace pequeñas cosas que le hacen ver al niño que está pendiente de él, que lo está cuidando a él y a su trabajo. Que respeta y valora su trabajo sin pasar por el juicio o la manipulación.

Como hemos dicho que el material y el trabajo dependen de cada niño y de cada familia, es difícil concretar exactamente qué es lo que tiene que hacer el adulto. Más o menos, el adulto:

– posibilita la actividad: da el material, cuida de que se vaya a dar con una cierta frecuencia, busca las mejores condiciones posibles para el trabajo, ofrece material que cree que el niño puede necesitar

– crea las condiciones para que el trabajo sea posible: evita las interrupciones, protege el trabajo del juicio, de la enseñanza, de la desconfianza en el niño…

– da hábitos de trabajo: enseña cómo se cogen las tijeras para evitar accidentes, cuida de que el trabajo se coloque bien en la mesa para que no se caiga, o se arrugue o se estropee… Es la única situación en que la enseñanza es necesaria, para dar hábitos y enseñar a utilizar el material.

– da y hace cumplir normas: no se juzga el trabajo, ni el propio ni el de los demás, no se desperdicia material, hace falta un orden, se recogen las cosas cuando se acaban de usar,

– observa al niño, para buscar aquellas cosas que el niño necesite. Una vez que se tiene clara la posición del adulto, dónde se entra y dónde no, conviene pararse a mirar al niño que tenemos delante para buscar qué necesita.

– cosas que podemos hacer: una vez que el niño ve y comprende para qué está el adulto, una vez que está establecida la relación con el niño, éste ya le pide al adulto lo que necesita. Pero hasta entonces hay pequeñas cosas que podemos ir haciendo: recoger lo que se caiga del suelo, cortar los trocitos de celo, cortar con el cúter el cartón, por donde el niño nos diga, sujetarle dos papeles para que no se le muevan cuando él pegue el celo, ….

– se toma en serio el trabajo del niño, porque es una cosa muy seria

– conserva el trabajo: una vez que el trabajo está terminado, le pone el nombre y la fecha y lo archiva. Las cosas que son planas, las guardamos en una carpeta. Las bolitas de papel, las guardo en una caja, y cosas más voluminosas, que no puedo guardar en casa, les hago una fotografía.

– respetar al niño: y por eso, porque le respeta, es por lo que no condiciona su trabajo, por lo que le deja que haga sus propios descubrimientos, por lo que no le roba conquistas. El niño (todas las personas) están en proceso. El respeto al niño, pasa por respetar su proceso, por no sacarle de él para hacer cosas que no le corresponden.

Es decir, que lo que al adulto no hace es:

– juzgar el trabajo

– enseñar, robar descubrimientos

– abandonar al niño, dejarle solo

– quedarse sin hacer nada

Además:

Lo más importante es tener clara la postura del adulto. Una vez que se respete eso, lo demás viene solo. Pero para poder adoptar ese rol, es muy importante trabajarse a uno mismo. Tal y como está planteada la actividad, todas las decisiones, la responsabilidad, y el mérito del trabajo, lo tiene el niño. Hay adultos que no están dispuestos a que los niños a quienes acompañan, crezcan sin necesitar de su intervención, de su enseñanza, de su motivación. También hay quien no está dispuesto a que los niños que acompañan trabajen a su ritmo, porque eso conlleva que va «retrasado» con respecto a los demás, que no hace cosas tan «bonitas» como lo que haría si yo le dijera «pega esto así». Hay quien no soporta que su hijo pase horas haciendo trocitos de papel, con lo fácil que sería decirle «haz una casita en esta caja». O hay quien necesita «imponer» (muy amablemente) sus ideas, sus descubrimientos, su manera de hacer las cosas…, al niño, con lo cual este no puede vivir su proceso. Otras personas, tienen tantas ganas de trabajar y jugar, que se proyectan en el niño, y en vez de trabajar para sí mismos y seguir su propio proceso, sus ganas de jugar les llevan a hacer que el niño juegue como ellos querrían hacerlo. Otras personas tienen problemas con la seguridad en uno mismo, con su ego, con la inseguridad en las capacidades del niño……

Y también, hay que revisar las expectativas que tenemos con respecto a los niños. Facilita mucho las cosas, es mucho más fácil adoptar esta postura si has visto procesos, si sabes lo que es el desarrollo «normal del niño». El conocer el proceso, te permite reconocerlo en el niño con el que trabajas, y entonces puedes no juzgarlo. Saber que los niños gatean, y luego andan, hace que cuando tu hijo gatea no lo juzgues,  porque sabes que es una parte normal del proceso, sabes que es una etapa y luego vendrá otra. Yo sé, que trabajando así, mis hijos desarrollan capacidades. Sería bueno conocer cómo es este proceso, saber en qué y cómo trabajan los niños cuando aprenden de forma natural. ¿Cómo es el aprendizaje natural? Hoy en día, apenas se da, no dejamos que se produzca porque lo destruimos con nuestras intervenciones.

 

¿Cómo valorar un esfuerzo sin destruirlo? junio 1, 2012

Filed under: aprendizaje,crianza,educacion,educacion alternativa,reflexion personal — seeducansolos @ 18:37

EL ESFUERZO: ¿esfuerzo o placer

Parte 1: El esfuerzo del niño

Parte 2: Dos tipos de esfuerzo

Parte 3: ¿Cómo valorar un esfuerzo sin destruirlo?

Según esto, ¿qué podemos hacer para valorar el esfuerzo del niño? ¿cómo podemos acompañar ese esfuerzo para que continúe? ¿cómo podemos cuidar el esfuerzo del niño sin destruirlo?

En el caso de que la actividad que requiere el esfuerzo responda a un interés personal, tengo más o menos claro el papel del adulto. En este caso yo creo que la postura del adulto debiera basarse en el respeto absoluto a la actividad del niño, y en establecer con el niño una relación en la cual el niño trabaja y el adulto le acompaña para darle lo que necesita. Esta forma de acompañar, no consiste en cambiar unas palabras por otras. Esto consiste en establecer una relación diferente con el niño, dándole lo que necesite, estando a su servicio, poniendo normas, creando buenas condiciones para el trabajo, sin juicio.
Veamos algunos ejemplos:
– si estoy en casa trabajando en el blog, mi marido me demuestra el valor que le da a mi trabajo ocupándose de los niños y no dejando que me interrumpan
– cuando mis hijos corren y saltan por casa, yo les demuestro que valoro su trabajo al no dejarles hacerlo en casa (porque es una norma que tenemos y porque en casa no hay buenas condiciones), al ofrecerles salir a la calle, al buscar un ambiente (en un parque, con amigos…) en el que puedan desarrollar este trabajo en las mejores condiciones posibles.

En aquellas situaciones que suponen un esfuerzo porque las hacemos por obligación no tengo tan clara la postura del adulto, no he reflexionado tanto acerca de ello. En estas actividades están incluidas:
– obligaciones que nos vienen impuestas desde fuera, desde nuestro trabajo: madrugar, reuniones, cursos, estudiar, deberes, tareas,… A veces pueden ser trabajos muy amables y ser incluso divertido, pero continúan siendo obligaciones puesto que no es algo que el niño elige.
– normas: recoger después de utilizar algo, hablar bajito en espacios cerrados…
– cosas que no nos gustan pero que queremos hacer para conseguir algo que sí que nos gusta: ahorrar para ir de vacaciones
Imagino que las pautas a seguir en estos casos serían acompañar al niño, hacérselo lo más llevadero posible, explicarle los motivos por los que lo tiene que hacer, razonárselo, hacerle ver lo que va a conseguir con su esfuerzo….