Este verano, no he dedicado apenas tiempo al blog, por lo que en esta entrada pretendo comentar algunas de las cosas que hemos tenido en la cabeza en estos meses.
Este ha sido con diferencia el año que más veces hemos ido a la playa. Otros años, debido al mal tiempo, al cansancio, la falta de organización, y principalmente a que todos los años tenía o una barriga o un bebé, apenas hemos ido regularmente.
Y este año nos hemos resarcido: hemos ido casi todos los días de sol (siempre que no tuviéramos otros planes).
Nos encanta la playa y además me parece un entorno muy bueno para el trabajo-juego de los niños.
JUGUETES PARA LA PLAYA
Los primeros días, hemos llevado algunos juguetes. Lo normal, cubos, palas y rastrillos. Tengo claro que moldes no quiero que utilicen, así que no los llevamos (los tenemos en casa, para jugar en la bañera). En un primer momento, estos juguetes nos han dado muchos problemas, porque constantemente quieren el juguete que está utilizando su hermano. Y discutimos y discutimos….
Y el otro gran problema de estos juguetes es que hacen que el objetivo de ir a la playa no sea jugar con la arena, sino que sea jugar con los juguetes. Dejan de jugar y trabajar con arena, para dedicarse a cavar, a pegar con la pala a su hermano, a quitarle el rastrillo, …
Así que tras estos primeros días, decidí que los íbamos a dejar en casa, y que íbamos a ir sin nada.
Al principio nos fue muy bien, dejaron de discutir, y yo ya solo tuve que cuidar de que respeten el trabajo de los demás. Antes no daba a basto: de quién es esa pala, quién la cogió primero, cuando termines déjaselo, pide permiso…. En cambio así, solo hay que ocuparse del trabajo.
Y otra gran ventaja, es que comenzaron a construir con la arena. Muchísimo. Avanzaron enormemente en su trabajo.
Pero esta opción también tiene inconvenientes. Y es que en ocasiones, para construir algo en concreto, necesitan algún tipo de herramienta. Para según qué cosas, se las han arreglado con palitos, hojas, conchas….Pero por ejemplo, para trasportar agua hasta la construcción, necesitarían un cubo.
El otro problema que hemos tenido, ha sido que los niños que van a la playa suelen llevar un saco de juguetes. Esto llama mucho la atención de los míos (de mi hija sobre todo, pero luego le siguen los otros dos) que se ponen a jugar con el niño del saco de juguetes, y otra vez volvemos al problema anterior: no trabajan con arena, sino que utilizan los juguetes. Además, yo tengo la sensación de que llegan e invaden: van a la playa una madre y su hijo, y de repente se encuentran rodeados de mis tres niños que acampan alegremente en su espacio. Piden permiso, tratan bien al niño, recogen al terminar…. pero yo tengo la sensación de que invaden a la gente.
Ante esta situación, no tengo nada claro cómo actuar ni qué hacer. Yo por mi parte, en lo social solo puedo trabajarlo hablando con ellos, y cuidando que pidan permiso y respeten a la gente. En cuanto al material, para nosotros lo ideal es llevar solo un cubo, pero si nuestro entorno distrae a los niños de su trabajo por tener demasiados estímulos y juguetes, yo ahí creo que no puedo hacer nada.
Intentaremos continuar iendo durante el otoño, que apenas hay gente, para continuar el trabajo que hemos empezado.
OTRA FORMA DE HACER LAS COSAS
Continuo dándole vueltas al tema de decir “muy bien”: cuánto, cómo, a qué, en qué situaciones no me sale, en qué situaciones sí me sale, por qué, para qué, estoy contenta con ello, qué debiera revisar….
En la playa, hemos podido ver a muchas familias diferentes hacer las cosas de forma diferente a como lo hacemos nosotros. Siempre es bueno ver cómo actúan otras personas ante determinadas situaciones.
Tengo muy claro, y me reafirmo en que para nosotros mis hijos, no andan bien, no comen bien, no son buenos porque no coman arena, no construyen bien con arena, no juegan bien con los moldes, no nadan bien,… No necesitan adiestramiento ni animación ni motivación por nuestra parte para crecer y desarrollarse.
NATACIÓN
En mi casa, siempre hemos sido muy prudentes con el agua. De pequeñas, a mi hermana y a mí nos daba mucho miedo bañarnos en el mar, aunque a la vez nos gustaba mucho jugar con el agua. De hecho, no aprendimos a nadar de pequeñas, sino que aprendimos de mayores. Cuando de verdad quise aprender, fui a una piscina a hacer un cursillo, con mis veintitantos años ya cumplidos, y con 8 clases me di por satisfecha.
Con mis antecedentes, puedo entender perfectamente que mis hijos no se quieran meter en el agua, sino que prefieran jugar en la orillita.
Este verano hemos avanzado muchísimo con la natación. El año pasado no se atrevían a acercarse al agua. Este año, en cambio, se acercan a coger agua con el cubo, construyen cerca del agua, juegan con las olas, intentan entrar en el mar hasta que la impresión les puede… Con tranquilidad, muy despacio y lentamente, hay avances.
CIVISMO
Un buen día, tras aparcar, doy la vuelta al coche para abrir la puerta del otro lado y sacar a los niños y veo un rayón enorme, de lado a lado del coche. A mí me sentó fatal, pero los niños se enfadaron muchísimo: “Hay que ser tonto para hacer algo así” “¿por qué iba nadie a romper así el coche de otra persona?” “Pero… ¿es que es tonto?” Tienen clarísimo que eso no se hace, que no está bien.
INTERESES PERSONALES
Nuestros intereses personales siguen creciendo y evolucionando:
– biblioteca: hemos conseguido ir a la biblioteca un día a la semana, y espero poder mantener este ritmo durante el curso. Les encanta, van muy contentos. Cogen un poco de todo, y Luis ya lee (se los leo yo) libros largos. Está enganchado a Gerónimo Stilton.
– romanos: seguimos trabajando en ello, con películas, libros…Hemos ido a ver las guerras cántabras, el desfile, el campamento romano….
– también hemos estado algunos días en el pueblo: este año han jugado muchísimo a los bolos, se han construido disfraces y armas
– otros: manualidades, inglés, material para matemáticas, fotografía, naturaleza….
EL BLOG
Este curso escolar no sé el tiempo que tendré para dedicarle al blog. No quiero dejarlo, así que seguiré al ritmo que me marquen mis circunstancias.